Uniforme sí o no, el debate está encendido. Hay razones para estar tanto a favor como en contra del uso del uniforme en el centro de estudios. Puesto que más allá de una cuestión de estética, el uniforme es toda una carta de declaraciones.
Aquellas personas que defienden su uso, argumentan su postura diciendo que es un manera de ahorrar dinero y tiempo. El ahorro económico se debería a que los niños no necesitarían tantas prendas para vestirse en su día a día, mientras que la menor pérdida de tiempo sería por no emplear minutos en decidir cada día qué ropa ponerse.
Asimismo, no habría diferencias en cuanto al tipo o clase de ropa que los alumnos llevasen al colegio. Evitando de esta manera que los niños y niñas se burlen o sientan envidia por llevar o no ciertas marcas.
Por otro lado, los detractores del uniforme aseguran que su uso limita el desarrollo de la personalidad y la creatividad en los menores, al no poder definirse a través de su estilo. Una situación que podría reprimirles y dificultarles el proceso de vestirse más adelante.
Además, el hecho de que todos usen la misma ropa no evita que no se produzcan burlas o insultos. Puesto que en este caso, se pueden producir comparaciones en cuanto a cómo le sienta la misma ropa a personas distintas.
Por lo tanto, teniendo en cuenta estos argumentos, comprobamos que hay motivos más que suficientes para que el debate siga a pie de calle.