Cuidar un tatuaje es fundamental. Una vez que has decidido hacerte un tatu y te lo has hecho, no lo debes dejar en el olvido si quieres que se mantenga en perfecta forma.

Para empezar, hay que dejar la venda que te han dejado puesta durante por lo menos 24 horas, o el tiempo indicado por tu tatuador. El tatuaje necesita una reclusión completa porque es esencial que las capas epidérmicas sellen el pigmento.

Una vez quitado el vendaje, hay que lavar el área tatuada con agua fría o tibia. Para ello, puedes usar un jabón suave en el área y retirarlo sin frotar. Es importante eliminar todos los residuos, pero también no sentir irritada la zona tatuada.

Asimismo, hay que aplicar un ungüento protector durante los primeros tres días del proceso de postratamiento. Una vez transcurridos los tres días, puedes comenzar a usar una loción de manos o una crema hidratante. Evita usar lociones perfumadas, ya que pueden contener alcohol y secar el tatuaje. Realiza este paso un mínimo de dos veces al día, pero intenta no tocar de manera directa el tatuaje.

Por otra parte, tienes que tener en cuenta que el sol constituye uno de los mayores enemigos del tatuaje. Por lo tanto, protégete de él tanto como sea posible. Además, evite nadar o sumergirte en el agua durante las primeras semanas.

En cuanto a la formación de costras, es un proceso muy natural que se produce después de hacerse un tatuaje. No te preocupes por ellas. Por último, si el tatuaje causa mucha irritación o sientes que está infectado, visita al médico de inmediato. Esto puede evitarse si tomas las precauciones adecuadas para cuidarlo.