Lee el titular de la noticia. ¿Te parece correcto? ¿Por qué alguien te tiene que decir lo que tienes que llevar o dejar de llevar a ningún sitio? Puede que ahora estés pensando que el contenido de este artículo parece que no va a ir en concordancia a lo que el título sugiere, y estás en lo cierto. Puesto que lo único que pretendemos con este titular es alentarte a que hagas una pequeña reflexión.
Hace poco escuché criticar a una mujer sobre otra, por la ropa que había llevado a cierto evento y me quedé pensando. La mujer expresaba con tono de enfado e indignación que ella “no se pondría eso ni siquiera para ir a trabajar” y alegaba que en la foto grupal “quedaba hecha un cuadro”. Pero, ¿quién nos tiene que imponer lo que podemos llevar puesto?
En este caso, he puesto el ejemplo de una mujer porque ha sido ella quién me encendió la vocecita de alarma que algunos tenemos en la cabeza. Aunque, no obstante, los hombres también se ven sometidos en múltiples ocasiones a esta presión. Pese a que el porcentaje de críticas, burlas o represalias al que se ven sometidas las mujeres al llevar cierto tipo de ropa es bastante superior al de los hombres.
En el título hemos puesto la oficina, pero la presión social al que las personas son sometidas por la ropa que llevan no se limita a este espacio de trabajo. Otros lugares con gran carga de presión pueden ser las consultorías, los platós de televisión, las agencias, los despachos, los escenarios, etc.
Habrás observado que en ningún momento hemos mencionado profesiones asociadas a determinados uniformes, ya que en algunas ocasiones es necesario el empleo ropa con determinadas características a la hora de realizar ciertas tareas. Aunque se podría debatir si ciertos uniformes son los más apropiados para determinados trabajos. Pero, entonces alargaríamos demasiado el tema y el artículo no tendría fin. Entonces, exceptuando estos casos, ¿por qué tenemos que llevar determinada ropa para ir a trabajar?
A veces, los ejemplos nos ayudan a entender más el tema del que estamos hablando. Pues vamos a intentarlo. Una persona llega a la oficina con unos vaqueros y una camiseta, mientras que otra se pone unas bermudas con una camiseta. Tan solo hay una prenda de diferencia entre ambas, pero ¿a qué no te sugieren lo mismo?
Si llevas un cierto tipo de ropa se presupone que eres responsable, formal, que te interesa tu puesto de trabajo, detallista, cuidadoso, etc. Sin embargo, llevar un estilo más “informal” o bastante “informal” se asocia a una persona más rebelde, despreocupada, egocéntrica o mal educada. Pero volviendo al ejemplo básico de antes, ¿qué problema hay por llevar un short o unas bermudas? ¿Qué se te van a ver más centímetros de piel? ¿Eso es un problema? ¿No te los puedes poner porque hace un calor insoportable, porque te gustan o porque quieres llevarlos y punto?
Si acatamos estas normas por la presión social, a lo único que estamos contribuyendo es a reprimirnos cada vez más, a no ser libres, a que otras personas sean juzgadas por no hacer nada negativo y a que sufran por ello. Por eso, cada vez que leas este titular, escuches algún comentario como el del ejemplo o simplemente juzgues a alguien por lo que lleva puesto a determinado acto, piensa.