La búsqueda del retraso del envejecimiento ha sido un objetivo para una parte de la sociedad desde hace siglos. Un propósito que cada vez es más demandado debido a la importancia que tiene la imagen en la sociedad actual. Ello unido al avance que la tecnología ha experimentado en los últimos años da como resultado una gran proliferación de nuevos tratamientos cada vez más eficaces para conseguir un aspecto más joven.
Entre las distintas técnicas de rejuvenecimiento existentes para eliminar la huella que el tiempo causa en nuestra piel, en forma de manchas o arrugas, destaca el uso del Botox. En el informe ‘Percepción y uso de la Medicina Estética en España 2023’ se concluye que los tratamientos más asociados a medicina estética por la población muestral son la orientación nutricional en un 50%, seguida del bótox con un 39% y, finalmente, otros inyectables con el 38%.
Qué es el Botox
La toxina botulínica, más conocida como Botox, se ha empleado en el campo de la medicina desde hace mucho tiempo. Más concretamente, en el campo de la neurología para disminuir la fuerza de determinados músculos. No obstante, desde hace aproximadamente dos décadas se ha introducido de lleno en el sector de la medicina estética logrando un gran protagonismo en cuanto a tratamientos se refiere.
Además, en ciertas ocasiones, el tratamiento de la inyección de toxina botulínica se combina con la infiltración de materiales de relleno, especialmente de ácido hialurónico.
Modo de actuación
El tratamiento de Botox se realiza a base de pequeñas inyecciones, muy poco perceptibles por el paciente. Una vez infiltrada la toxina botulínica en el músculo se modula su capacidad de contraerse. Más detalladamente, se produce un bloqueo neuro muscular selectivo que provoca que la contracción del músculo disminuya de intensidad. De esta manera, se corrigen gestos que inducen la formación de arrugas.
Entre los beneficios de su uso se hallan los siguientes: no requiere de cirugía su aplicación, es una técnica indolora, tiene reducidas contraindicaciones y reduce las arrugas de expresión, especialmente las formas por la contracción de los músculos del entrecejo, de la frente y de las patas de gallo.
Este tratamiento actúa a largo plazo y sus efectos suelen durar entre cuatro y seis meses.
Zonas de tratamiento
Como hemos mencionado anteriormente, las zonas más clásicas y que más eficacia demuestran en el tratamiento son el entrecejo, las patas de gallo y las líneas de la frente. Sin embargo, también se pueden realizar aplicaciones en zonas aisladas. Otras partes del cuerpo en las que también se puede aplicar este tratamiento son el cuello, las bandas platismales (líneas verticales en el cuello), la sonrisa gingival e incluso las axilas, reduciendo el exceso de duración.
En definitiva, la inyección de bótox por parte de profesionales de la medicina estética contribuye a prevenir y tratar las arrugas de expresión, logrando resultados muy naturales.