trabajar en el sector agrícola

En el año 2050 se estima que la población mundial sea de 9.700 millones de personas, aproximadamente más de 1.500 millones de personas que en la actualidad convivimos en este planeta. Un gran volumen de personas que supone todo un reto de alimentación. Por lo que trabajar en el sector agrícola significa ser protagonista de una cadena de producción esencial para la supervivencia. Ademas, las tareas que se realizan a día de hoy poco tienen que ver con las que hacían nuestros abuelos o bisabuelos debido al gran auge de la tecnología. Hoy en día, en este sector se plantean retos muy diferentes a los que había en épocas pasadas que demandan nuevas capacidades. 

La formación es clave

Comenzamos con la formación, un requisito imprescindible para dedicarse al sector con éxito incluso para las personas que proceden de familias que ya están ocupadas en estas actividades. En este proceso de enseñanza es fundamental indagar en información general como puede ser los recursos económicos, humanos y técnicos con los que puedes contar a la hora de iniciarte en este área, así como información especifica en función del cultivo que se va a trabajar. 

En cuanto a los recursos técnicos, una parte esencial es la maquinaría que se va emplear. Por ejemplo, conocer qué son las maquinaria movimiento de tierras, artículos como las traíllas, el chile y el polidozer. La trailla tractor es una máquina arrastrada por un tractor que se emplea para trabajos de nivelación de terrenos, en base a cortar el suelo y cargar la tierra en un cajón diseñado para ello. Una herramienta esencial a la hora de realizar un proyecto agrícola.

Por su parte, el polidozer es un aparato pequeño que va enganchando a la parte trasera del tractor. Una máquina que con tres movimientos hidráulicos como son el giro, la inclinación y el desplazamiento se usa para nivelar terrenos y limpiar escombros en todo tipo de suelos. Mientras que el chisel tractor es una herramienta que prepara la tierra para la siembra. Existen en diferentes tamaños y con distintas cuchillas en función de la superficie a labrar.

El desarrollo de un plan de cultivo

Como en todo negocio o trabajo, una buena planificación es fundamental para tener claros los objetivos que deben ser realistas y el recorrido a seguir para conseguirlos. El plan tiene que contener qué tipo de cultivo se quiere trabajar, en qué terrenos y cómo o con qué recursos se cuenta. Asimismo, un apartado imprescindible de esta planificación debería ser la gestión de riesgos como puedan ser enfermedades del propio agricultor, accidentes que se puedan sufrir o inclemencias del clima.

Control económico 

No todo es trabajar, el control de los ingresos y gastos es fundamental para no llevarnos sorpresas a la hora de recibir facturas que no recordábamos tener que pagar. Es muy relevante llevar un cuaderno de ingresos y gastos en el que se contabilice cada factura y así conocer qué dinero puedes invertir y qué beneficios te está reportando dicha inversión. 

Ser un profesional agrario puede ser toda una aventura, pero no olvides que te puede reportar ventajas como la posibilidad de vivir en el medio rural con una mayor calidad de vida y unos horarios propios, aunque exigentes. La agricultura es un sector clave para el crecimiento económico mundial y representa el 4% del producto interior bruto.