Los fabricantes de juguetes deberían evitar aquellos juegos con etiquetas de roles género y, en su lugar, optar por crear artículos para niños y niñas en una amplia gama de colores. Así lo afirman los científicos que descubrieron que la percepción de los niños sobre lo que es apropiado para un género es algo fácil de manipular.

El estudio que han elaborado es de los primeros en mostrar que el hecho de que a los chicos les guste el azul y la preferencia de las chicas por el rosa no es solo una construcción occidental, sino que también es un fenómeno en las sociedades asiáticas urbanas.

Para la elaboración del informe, los investigadores de la Universidad de Hong Kong reclutaron a 129 niños chinos de entre cinco y siete años de dos guarderías en Hong Kong.

En primer lugar, evaluaron la preferencia de los niños por el rosa frente al azul mostrándoles tarjetas y juguetes con estos colores. Posteriormente, los niños recibieron tarjetas amarillas y verdes y juguetes, y se dividieron aleatoriamente en los denominados grupos etiqueta y no etiqueta.

A los niños del grupo sin etiqueta se les presentaron tarjetas y juguetes de colores que no tenían referencia de un género específico y, en consecuencia, estos niños no expresaron preferencia por un color específico.

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Sin embargo, se les dijo a los preescolares del grupo de etiqueta que el amarillo era del color de las chicas y el verde el de los chicos, y las diferencias de género surgían en las decisiones que tomaban.

Además de asignar aleatoriamente niños a estos dos grupos, las preferencias preexistentes de los niños para el amarillo y el verde se controlaron estadísticamente, por lo que la diferencia resultante entre los grupos habla fuertemente de un efecto causal de las etiquetas de género.

Los hallazgos, publicados en la revista Sex Role, respaldan investigaciones previas que resaltaron la fuerte influencia que las etiquetas de género como “para niños” o “para niñas” podrían tener.