Fumar es un actividad social. Al menos, en una gran cantidad de ocasiones. Buena muestra de ello, son las situaciones con las que la mayoría de las personas comienzan a fumar.
Un parque, un banco de la calle o una casa son los lugares más habituales para iniciarse en esta adicción, siempre rodeados de sus amigos. De esta manera, poco a poco, una actividad que en principio es ocasional, se convierte en habitual.
Por lo que, es fácil observar que los actos sociales se encuentran relacionados en gran medida con el tabaco, y pese al componente adictivo que contiene éste, nuestros encuentros sociales son los que más nos suelen incitar a fumar.
Pero entonces, ¿tenemos que evitar quedar con nuestros amigos para conseguir dejar de fumar? No, no se trata de eso. Sino de algo mucho más sencillo, contar a nuestros amigos que hemos dejado de fumar. De esta manera, aprovecharemos la presión social a nuestro favor. Puesto que, no vas a encenderte un cigarrillo si acabas de decir que estás dejando de fumar.
Así que ya sabes, si quieres dejar de fumar, además de la fuerza de voluntad, aprovecha tu orgullo y muestra a tu entorno que eres capaz de conseguir lo que te propones.