Los datos publicados por la filmografía del BFI (Instituto de cine británico por sus siglas en inglés) confirman la desigualdad de género que impera en la industria cinematográfica. Puesto que, mientras que en 1913, el 31% de los actores eran mujeres, en 2017 el porcentaje es incluso menor pese al reclamo público de los últimos años, situándose en el 30%.

Asimismo, la filmografía, que analiza más de 10.000 películas y 250.000 miembros que participan en la creación de las películas, revela que menos del 1% de las películas realizadas entre 1913 y 2017 tenían un equipo femenino mayoritario. Además, únicamente el 4,5% de las películas han sido dirigidas por una mujer; y la palabra más popular en los títulos de películas británicas es “hombre”, apareciendo 211 veces frente a las 71 veces que aparece “mujer”.

En cuanto a los estereotipos, ninguna mujer ha realizado un papel genérico de sargento policial o de inspector de policía en una película británica. Aunque las mujeres constituyen el 94% de los papeles genéricos de prostitutas.

Otros aspectos que se pueden extraer de estos datos son: que la guerra ha sido el tema predominante en la filmografía británica y que la reina Victoria ha relegado a Sherlock Holmes el título de personaje más destacado. También las estadísticas muestran los altos y bajos de la producción cinematográfica, siendo los años 80 los menos productivos.

Por lo tanto, pese a que la tecnología, los recursos y las técnicas empleadas en los largometrajes han evolucionado notablemente a lo largo de las últimas décadas, la desigualdad de género no solo no ha mejorado, sino que ha empeorado.