La asignatura de matemáticas es una de las que gozan de peor fama entre los estudiantes, debido a que se le atribuye popularmente gran nivel de complejidad y cierta inutilidad entre los estudiantes. Respecto a este último aspecto, nada más lejos de la realidad, puesto que con su estudio podemos lograr ser más competentes en la resolución de problemas. Una habilidad que sin duda alguna vamos a necesitar en nuestro día a día para afrontar diferentes tipos de problemas.

Todos hemos estudiado matemáticas en nuestra etapa educativa, sin embargo, ello no quiere decir que las hayamos aprendido y que contemos en la actualidad con conocimientos de esta asignatura. Porque estudiar una materia no implica necesariamente su aprendizaje. En muchas ocasiones, el problema de enseñar matemáticas reside en la manera en la que se enfoca su estudio. Es esencial subrayar que no es una disciplina que se pueda aprender a base de memorizar contenidos, sino que requiere un abordaje mucho más práctico como el que nos ofrece la educación STEM y que en la mayoría de veces no se lleva a cabo en las aulas.

La educación STEM (acrónimo de los términos en inglés Science, Technology, Engineering and Mathematics) tiene como propósito preparar a los estudiantes para un futuro laboral en el que estas disciplinas cuentan cada vez con más importancia en las salidas profesionales. El estudio con este tipo de enfoque de educación permite obtener a los estudiantes una base para el desarrollo de habilidades científicas, así como para el pensamiento crítico y la resolución de problemas. Puedes consultar más información acerca de este tipo de educación en https://science-teaching.org/es/educacion-stem.

Por lo tanto, es fundamental que para enseñar matemáticas nos centremos en el planteamiento y en la resolución de problemas. De manera que los problemas se conviertan en el punto de partida a la hora de impartir lecciones con el objetivo de conseguir un enfoque práctico y útil, tal y como podemos ver en science-teaching.org/es/educacion-stem/ensenar-matematicas.

Más concretamente, plantear a los alumnos la resolución de problemas cercanos puede contribuir en gran medida a conseguir su atención e interés en el estudio de la materia. Asimismo, a través de este enfoque podemos dar una respuesta a la clásica pregunta de “para qué sirven las matemáticas, si yo no me voy a dedicar a ello”, que tantas veces hemos escuchado en clase o incluso hemos podido llegar a decirlo.

Es decir, es fundamental otorgar al estudio de las mates una finalidad social para obtener habilidades funcionales (puedes profundizar más en ello en science-teaching.org/es/educacion-stem/aprender-matematicas). Además, su estudio es necesario para poder dominar otros grados universitarios distintos a las matemáticas, así como para acceder a otro tipo de disciplinas científicas o técnicas que las necesitan como base fundamental de la que parten para su desarrollo.

En definitiva, el abordaje práctico del estudio de las matemáticas y la importancia de otorgarle una función social son las dos claves que tenemos que tener en cuenta a la hora de enseñar esta disciplina.