destruccion de ropa no vendida


En el mundo de la moda, Francia representa un importante núcleo de concentración de diseñadores y marcas de alta relevancia y popularidad. Por lo que, si en este país se establecen legislaciones que buscan arremeter contra el desperdicio y destrucción de ropa no vendida y materiales, éstas tienen un importante impacto en el sector de la moda global. De ahí la relevancia que supone que se esté a punto de promulgar una de las leyes más estrictas en lo que respecta al empleo de prendas y accesorios no vendidos.

Hace unos meses, el gobierno francés reveló que estaba trabajando para redactar una legislación para prohibir a las compañías que destruyan ciertos productos no vendidos y ahora por fin ha puesto en práctica una serie de principios fundamentales a favor de la lucha contra el desperdicio de alimentos para garantizar que los materiales no vendidos no sean desechados ni destruidos, según informa The Fashion Law.

De esta manera, gracias a una nueva legislación llamada “Proyecto de loi relatif à la lutte contre le gaspillage et à l’économie circulaire” (“Proyecto de ley relacionado con el gasoducto y la economía circular”), las empresas francesas están sujetas a más de 100 nuevas disposiciones centradas en la sostenibilidad. Entre ellas, se encuentra la que requieren la eliminación sistemática de recibos de papel automáticos y plástico de un solo uso en restaurantes de comida rápida. En referencia al sector de la moda, se halla la prohibición de destruir una variedad de diferentes tipos de productos no vendidos, incluidos los artículos de moda.

Más concretamente, la ley, que fue aprobada por el Senado francés el 30 de enero y actualmente en espera de promulgación, tiene como objetivo exigir que “productores, importadores y distribuidores, incluidas plataformas de comercio electrónico, como Amazon, donen productos no alimenticios no vendidos, excepto aquellos que representen un riesgo para la salud o la seguridad”.

Pero eso no es todo, porque la misma ley implementará una cláusula de “quien contamina paga”, que requiere que las compañías financien la destrucción de los desechos que crean. Lo que afectará, entre otras cosas, a que los fabricantes de tabaco paguen por la eliminación de las colillas de cigarrillos a partir del próximo año.

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