La adicción al azúcar es un tema muy presente hoy en día en nuestra sociedad. En los últimos meses, hemos podido ver y leer a varias personas que relataban sus experiencias tras haber dejado de consumir azúcar por un periodo de tiempo determinado.

En la mayoría de los casos, estas personas que han sido sometidas a dietas con alta restricción de azúcares añadidos apuntan que conseguir mantenerla no es una tarea fácil, sino que se sienten como si se estuvieran desenganchando de una droga. Cansancio, mal humor, e incluso una especie de síndrome de abstinencia, son los efectos que relatan. 

Por lo que, la industria del azúcar está en el punto de mira. Además, hace algunos meses, la revista ‘JAMA’, de la Asociación Médica Estadounidense, reveló que la Sugar Research Fundation pagó a la Universidad de Harvard para publicar una investigación que dejase al azúcar en buen lugar frente a otras sustancias como las grasas saturadas.

Pero la verdad es que llevar una dieta sin azucares añadidos es una tarea muy difícil. Puesto que las empresas utilizan esta sustancia para dar color,  textura, facilitar la fermentación y dar sabor a sus productos. En definitiva, una gran cantidad de ventajas para la industria alimentaria.

Entonces, ¿cuánto azúcar sería aconsejable ingerir? Pues según la Organización Mundial de la Salud, la cantidad normal diaria de azúcar que habría que consumir sería el equivalente a un 5% del total de calorías ingeridas. Asimismo, el máximo recomendable estaría en el 10%. Un consumo superior podría llevar a desajustar los mecanismos de regulación que permiten al cuerpo almacenar y “quemar” los azúcares simples.

Por lo tanto, lo que podemos extraer como conclusión es que la gran mayoría de personas ingieren una cantidad de azúcar notablemente superior a la recomendada, lo que puede repercutir enormemente en el empeoramiento de la salud. Así que habría que tratar de evitar consumir todos aquellos alimentos procesados que tienen una gran cantidad de azúcares, así como refrescos.