Si pensamos en una relación sentimental, seguramente lo primero que se nos venga a la cabeza sea un conjunto de dos personas enamoradas. Pero, ¿por qué únicamente tienen que ser dos?

Nuestra cultura nos ha inculcado esta idea desde muy pequeños. Pero eso no significa que no la podamos, o más bien, no la debamos cuestionar. Cada vez son más las personas que declaran abiertamente que forman parte de relaciones constituidas por más de dos personas. Sin embargo, la gran mayoría de las personas en nuestra sociedad ni siquiera se plantean esta idea.

¿No es posible querer a más de una persona a la vez? ¿Es imposible que más de dos personas se quieran a la vez? Que no te haya pasado a ti nunca, no quiere decir que no pueda producirse. Es más, la historia está repleta de personas que han tenido que enfrentarse a una elección entre las personas que aman. Pero, ¿es necesario hacerlo?

Aquí es donde entra a debate el tema de los celos. Puesto que muchos de vosotros pensaréis que sí, que todo suena muy bonito, pero que ver a la persona de la que estás enamorado con otra, no es plato de buen gusto. Aunque si realmente tu pareja te quiere, ese sentimiento no va a cambiar porque esté con otra persona. Lo único que indican los celos es inseguridad, y si crees que tienes razones suficientes para pensar que tu pareja no te ama …¿por qué sigues con ella?

Respecto al día a día, las diferencias en la convivencia no son tan grandes. Como ventajas tenemos: que el coste de la vida siempre será más barato dividirlo entre tres o cuatro, que entre dos; que siempre habrá más posibilidades de disfrutar del tiempo libre con una persona a la que quieres, al no ser que os dediquéis a lo mismo; que en las discusiones siempre habrá más puntos de vista, y que, en caso de ayuda, cuatro o seis manos siempre aportan más que dos.

Pero claro no todo son ventajas, no nos vamos a engañar, y menos en una sociedad que no está preparada para ello. Por ello, entre los puntos negativos os encontraréis con: la necesaria explicación de vuestra relación y seguramente la incomprensión en vuestros ambientes familiares; la imposibilidad de quedar constituida vuestra relación a efectos de la administración; así como la mayor complejidad en poneros de acuerdo a la hora de tomar una decisión.

Pese a todo ello, ésto puede que no sea así. Quién sabe. Únicamente, recuerda que no es nada malo, y que donde cogen dos, cogen tres o cuatro.